martes, 21 de abril de 2015

La realidad difusa

Foto tomada de internet sin ánimo de lucro

La realidad difusa

¿Que me importa saber
que el corazón es subjetivo?
Si no te alumbra a ti
la claridad es vana.

También la poesía.

La mañana es de luz, pero mis ojos
te buscan en la sombra,
donde sólo amanece la tristeza.

El mar tiene un color
de realidad difusa.
Y ése es el tono de la vida
que, apagada y distante,
se extiende como fondo
de la pasión intensa del espíritu.

Nada pueden mis ojos
sino ingerir con amargura
esta evidencia triste y desolada.

¿Qué me importa saber
que la mañana es esplendente?
Si no te envuelve a ti
la claridad es ilusoria.

También la poesía.

El horizonte es ciego,
los ojos descreídos,
y la razón espesa.

El resultado es contumaz:
oscuridad y bruma.

Pongo la vista en el papel,
pero el papel, en sí,
es una malva blanca.

El mundo es irreal
y todo palidece frente a ti.
Incluido el dolor
que de repente cesa.

¿Por qué? ¿Qué ocurre?
Me toco, casi no me siento,
me miro con horror
y recupero el llanto.
En él me desahogo y la tristeza
vuelve a ser digerible.

Sonrío levemente.

Y con esa sonrisa rescatada
irrumpo en el jardín
donde me sirvo un desayuno
de claridad.
¡Qué blanca!
Oh, sí, qué blanca, pero,
si no te envuelve a ti,
la claridad es mísera y oscura.

También la poesía.

Me siento bien, no obstante,
sobrevolando muellemente
los lugares hermosos
de la lejana plenitud,
que hace tiempo perdimos.

Y no renuncio a ti, sino que espero,
varado en esta sombra,
recuperar la luz, para que el mundo
recupere a su vez la poesía.

Del libro Las orillas del mar (2013)

Mariano Estrada http://www.mestrada.net/ Paisajes Literarios

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